Príncipe verde también existe - Isabel Dago

Ana soy yo. Y tú. Y tu mejor amiga. Es hasta la chica que va a tu lado en el autobús. No es Victoria Beckham porque Vicky es posh y divina y seguro que ni siquiera tiene legañas por las mañanas, pero es todas las otras chicas del mundo. También es la protagonista de esta historia.
Ana es una chica del montón, de las del montón de verdad, sin un cuerpo de escándalo ni unas mechas de 300 euros, que en pocos meses pierde su negocio, al que creía que era el amor de su vida, y que se ve obligada a aceptar un trabajo de secretaria en una empresa de algo que le interesa tan poco que ni siquiera sabe lo que es.
Pero lo que no pierde es su sentido del humor.
Acompañada de su mejores amigos y de otros tantos no tan amigos, inmersa en la organización de una boda y tratando de superar los obstáculos que la vida nos va poniendo, Ana se va abriendo camino de nuevo (a codazos, sí, pero lo importante es participar) para descubrir que los príncipes no tienen que ser siempre azules. También pueden ser verdes.

Vaya que me he pasado un buen rato leyendo esta novela.
Tenemos a Ana, la protagonista, con un sentido del humor, mejor dicho un sentido de la suerte que en realidad no tiene ningún sentido.
Su vida es un chiste, en el buen sentido de la palabra ¿Cuántas veces diré "sentido" el día de hoy? No tiene sentido sacar cálculos.
Es malhablada, malparada, malsuertuda, mal... ¡tiene mal la cabeza!
Tú irás entre "qué pena me da" al "¿pero qué cojones haces?".
Pues con toda la sal que ha lanzado también le viene el azúcar en cantidades de cubos del tamaño de un refrigerador.
Con ella la suerte se equilibra, así que no importa los desastres y las metidas de pata que haga porque estos les serán compensados como si fuera la santa más santificada de santamaná.
Disfruto mucho de historias en donde las protas son unas bestias con tres pies izquierdos, cuatro brazos de tentáculos y una lengua de serpiente.
Porque Ana no es perfecta, pero me ha resultado admirable... a veces. Que su forma de comportarse, de ver ¿la vida? ya, tampoco le daré mucho crédito. Pero de que la he llegado a querer es positivo.
Por un momento tuve mis dudas sobre con quién se quedaría, porque si se trataba de buscar el hombre verde, ósea al último hombre que imaginarías, pues había apostado por cierto sujeto. Pero no, se va a quedar con el que ya se vio desde el principio, y está bien, pero no me hizo como que "guau, nunca pensé que estaría con ese bombón".