Plot a twist!: ¿Quieres ser libre?

lunes, febrero 01, 2016 0 Comments A+ a-


¡Hola!
Luego de darle una última corregida traigo el primer relato creado para el reto "Plot a twist!". Decidí usar primer la siguiente frase:
Tu personaje es alcanzado por un rayo. ¿Qué le ocurre a partir de ahora?
¿Quieres ser libre?
«Esta noche es la lluvia de luces, ¿vamos juntas?»
Esa fue la última vez que hablé con Miranda, mi hermana menor.
Deben haber pasado semanas, quizás meses, aquí el tiempo se siente tan diferente.
En cuanto recobré la conciencia ya estaba atrapada, y me aterré al darme cuenta que no podía moverme, ni siquiera respirar. ¿Cómo seguía viva? ¿Cómo es que mi corazón aún latía? Hasta ahora sigo sin saber la razón, pero ya no estoy tan obsesionada para descubrirlo.
El miedo ha sido reemplazado por frustración, hasta he llegado a ansiar la muerte, la prefiero a seguir soportando esta tortura. 
A veces pienso que estoy soñando, que solo es una pesadilla más. El problema es que no consigo despertar, mis párpados tampoco funcionan. Oscuridad es todo lo que consigo ver.
«Claro»
Si tan solo me hubiera quedado en casa, pero era viernes por la noche, y toda la escuela iba a estar allí. Tom iba a estar allí.
Tom.
El horror atrapó sus ojos cuando ocurrió. 
«¡Cam!»
Esa fue mi hermana, quien corría hacia mí en cámara lenta. Todo pasó en cámara lenta, lo que me ayudó a notar cada pequeño detalle. Los árboles torcidos, señalándome para que nadie se perdiera el espectáculo. Los reflectores parpadeantes en el cielo oscuro, la lluvia de luces todavía no se detenía, y lucía aún más hermosa en esa espectacular lentitud. Volví a enfocarme en mi hermana, quien tardaba una eternidad en llegar a mí, y antes de que los reflectores me cegaran lo vi. Vi qué era en realidad esa lluvia de luces, y creo que en parte fue por eso que me desmayé.
Eran personas, o lucían como una, y gritaban, pedían ayuda. No sé cómo pero uno de ellos terminó estrellándose conmigo. No fue dolor lo que sentí, era como si me estrujaran el estómago. Liberé una espesa exhalación que enloqueció a la gravedad. De ahí todo se puso brillante, pero la oscuridad no tardó en opacarla. 
Y entonces desperté aquí, en la nada.
Ni llorar, ni suplicar, quien sea que me haya hecho esto no me dio oportunidad de derrumbarme.
—Cinco meses más.
¿Quién dijo eso? ¿Hola?
—Espera cinco meses más.
¿Qué? ¿Quién eres? ¿Cómo es que puedo oírte? ¡¿Quién eres?!
«¿Cam, dónde estás? Tom ya llegó»
Alex, mi mejor amiga, había llegado temprano al parque de ciclamores, sitio al que suelen reunirse los de mi edad para apreciar la lluvia de luces, la cual ocurre cada año. 
En realidad se trata de una impresionante danza de rayos, y en cada choque los relámpagos dejan a todos con la boca abierta. Pero lluvia de luces suena mejor, y así lo nombraron diez años atrás, desde que empezó este extraño evento.
«Llegamos en quince minutos»
Miranda se había retrasado, salió tarde de su clase de dibujo y no tuve otra opción más que esperarla.
El espectáculo inició a las ocho en punto, nunca se retrasaba, y en esta ocasión no fue la excepción. Mi hermana y yo llegamos cinco minutos después de que iniciara, y nos dimos prisa en buscar a nuestras amigas. Pero había tanta gente que la tarea nos resultó imposible, así que simplemente nos sentamos y vimos lo que ocurría allí arriba.
—Camelia, ¿quieres ser libre?
¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre?
—¿Quieres ser libre?
Sí, sí quiero.
—Espera tres meses más.
¿Esperar qué? ¿Quién eres? ¿En dónde estoy?
—Tres meses más.
«Ve por él, hermana»
Había visto a Tom charlando con sus amigos, sonriendo con frescura, casi ni miraba al cielo, como si le diera igual. Así que sí, fui por él, no sé cómo saqué coraje pero lo hice. Entonces un rayo me alcanzó.
Todos se apartaron en el mismo segundo, me sorprendió la sincronización de sus movimientos, hasta que me di cuenta que en realidad fueron empujados por la onda expansiva que produjo el rayo. Cuerpos salieron volando por todos lados, y el mío quedó tendido en medio del césped.
«¡Cam!»
Mi hermana fue la primera en levantarse. La noté maltrecha, con unos raspones en la cara; nunca la había visto correr así, como si su vida dependiera de ello. Y entonces la velocidad del tiempo se derrumbó. El rostro de Tom, la voz de Miranda, los gritos que soltaban los supuestos rayos.
—Te olvidarás de tu antigua vida, esta ya no te pertenece.
¿De qué hablas?
—¿Harás lo que sea para ser libre? ¿O quieres seguir encerrada?
Quiero ver a mi familia.
—Te olvidarás de tu antigua familia, tendrás una nueva, pero depende de ti.
No entiendo lo que quieres decir, ¿por qué haces esto? ¿Quién eres?
—Espera un mes más.
No, ¡sácame ahora!
—Un mes más.
Espera… espera… ¡Espera!
«¡Ayuda!»
Era una mujer, parecía tener la edad de mi madre, aunque no podría asegurarlo. Fue su voz la primera en oír, su grito desesperado, fácilmente pudo haberme roto el tímpano. Las demás voces llegaron en grupo, y aunque no entendía la mayoría de lo que decían pude comprender una palabra. Ayuda.
—¿Estás lista?
¿Para qué?
—¿Quieres ser libre?
Sí, ¿qué tengo que hacer?
—Solo tendrás una oportunidad.
¿Para qué?
—Una oportunidad, una salida, no la desaproveches.
¿Por qué…?
—Espera dos semanas más.
¡Déjame ir!
—Dos semanas más.
Quiero ver a mi hermana, quiero ver a mis padres. Quiero mi antigua vida. ¿Por qué haces esto? ¿Por qué a mí?
—Cuando la encuentres lo recordarás.
No entiendo lo que dices ¡Explícate!
—Ya estás cerca. Una oportunidad.
No, ¡no voy a escucharte! ¡Libérame! Por favor…
«Te ayudaremos»
Ella pedía ayuda. Su grito se me clavó en el pecho, pedía ayuda. Quería que la sacaran de ahí, quería…
«Te ayudaremos»
No sabía lo que decían, hablaban al mismo tiempo, sonaban desesperados.
«Encuéntrala. Encuéntrala, Clou. Libérala y nos liberarás»
¿Por qué el rayo me tuvo que caer justo a mí? ¿Por qué yo?
—Ayúdalos.
¿A quiénes?
—Encuéntrala.
¿A quién?
—Ya lo recordarás.
¿Recordar qué?
—Espera tres días más.
¡Dime quién eres!
—Cuando la encuentres lo recordarás.
Por favor, dime quién eres.
—No puedo decírtelo, hice una promesa.
¿A quién debo encontrar?
—Tres días más.
¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué el rayo me tuvo que caer justo a mí?
«Te ayudaremos. No te rindas. Encuéntrala. Libérala y nos liberarás»
Quiero irme a casa.
«Busca a tu hermana. Está atrapada, igual que nosotros. Búscala»
—Es la hora.
Mis párpados, al igual que el resto de mi cuerpo reaccionaron a su voz de forma casi inmediata, como si sus palabras fueran la llave de este encierro. Atrapo todo el oxígeno que necesito y le presto atención a lo que hay a mi alrededor. La verdad es que no puedo ver mucho, parezco estar rodeada por una especie de neblina.
¿Estoy flotando?
«Prepárate, Clou»
—¿Para qué?
«Están cerca, vienen por ti»
—¿Quiénes? ¿Qué quieren?
«Capturarte, igual que hicieron con tu hermana»
—¿Miranda?
«No, tu verdadera hermana»
—¿De qué hablas? ¿Por qué me llamas Clou?
Borrosas figuras aparecen detrás de la especie neblina, no les veo el rostro pero noto que sus siluetas brillan. 
—Te ayudaremos —dicen en coro—, te protegeremos.
Antes de formular alguna pregunta, un estruendo ensordece mis oídos. Los cubro en cuanto el siguiente no tarda en explotar, y varios le siguen de forma continua. Mis ojos se cerraron por voluntad propia, me aterra pensar que me encuentre en medio de un campo de batalla. No, no son granadas lo que oigo. Son… relámpagos.
Finalmente pestañeo, con mis brazos colgando a cada lado, y lo que sucede frente a mí podría causarme otro desmayo. Lluvia de luces
«Prepárate, Clou»
Las siluetas resplandecientes se agitan de un lado a otro sin seguir ningún patrón, y cada vez que se estrellan con unas siluetas similares pero bañadas con un color más verduzco producen el desgarrador sonido de un relámpago. Resulta que sí me encuentro en medio de un campo de batalla, solo que aquí no están los típicos soldados disparándose entre ellos.
Me vuelvo a tensar en cuanto percibo que una de las siluetas verduzcas parece haber sido disparada en mi dirección. Intento huír, pero esto de flotar no es lo mío, y apenas consigo moverme unos centímetros. Suelto un grito, y el siguiente relámpago explota justo en mis narices. 
«Prepárate, Clou»
El ruido me descoloca, y empiezo a ver doble. Caigo de rodillas y respiro por la boca. Sacudo la cabeza, estoy por enloquecer.
 —¿Miranda?
Justo debajo de mí tengo una perfecta imagen, tipo vista de águila, de mi hermana, quien sonríe mientras charla con sus amigas. Es el parque de ciclamores.
—¡Miranda! —Golpeo el piso transparente con mis manos echas puños una y otra vez— ¡Miranda!
Ella gira la cabeza, como si me hubiera oído, y grito aún más fuerte. Alguien la abraza por detrás, y mis cuerdas vocales son las siguientes en explotar. 
Soy yo.
Mi hermana ríe, se la ve tan feliz ahora mismo, y esa copia mía fue la causante. Continúo con los golpes, con los gritos, pero sé que nadie puede oírme por culpa de los relámpagos.
Nadie sabe que estoy aquí, nadie sabe que desaparecí.
«No te rindas»
¡Cállate! Ya no quiero oírte, solo acaba con esto de una vez por todas. Solo acaba conmigo.
«Encuentra a tu hermana»
Me da igual lo que me digas. Me da igual.
«Mira a tu alrededor, ¿no entiendes lo que ocurre?»
No me interesa.
«Si no haces nada, morirán»
Deja de hablar.
«Si no encuentras a tu hermana, todos moriremos»
¡No hables!
«¿Quieres volver a ver a tu hermana?»
Mi hermana. Ella no tiene idea. Esa copia la ha engañado por completo.
«¿Quieres ser libre, Clou?»
Sí quiero.
—¡Quiero salir de aquí! —Uno las manos y doy el último golpe al suelo, justo en donde mi hermana se encuentra.
Un reflector se enciende bajo mis pies, y una corriente de aire con sabor a flores me atrapa.
«Hasta pronto, princesa»
—Miranda, Miranda, despierta.
Uso la poca energía que tengo para levantar los párpados, y una mancha borrosa aparece en mi campo de visión. En cuanto la imagen se aclara reconozco a quien me anda gritando.
—¿Qué, qué pasa? —Levanto mi cabeza, y ella me ayuda a sentarme.
—¿Estás bien? 
—¿Por qué no lo estaría? —Frunzo el ceño en su dirección— ¿Estás llorando?
—Tonta, me preocupaste. —Se limpia las lágrimas— ¿Sabes en dónde estamos?
—Claro que sí, aquí es donde solemos venir cada año. —Miro a mi alrededor— ¿A dónde han ido todos? 
—¿Segura que estás bien? —su voz sigue tensa.
—Cam, me estás preocupando, ¿qué fue lo que pasó?
—Te alcanzó un rayo.
***

No esperaba haber escrito tanto (¡más de mil palabras!), es que me fascinó tanto que cuando me di cuenta ya había creado algo que no esperaba. Lo que me encanta de escribir relatos es que puedo aprovecharlos para dejar libre mi imaginación y no andar tanto con la planificación que se necesitan para las historias largas.
♥♡♥Ah1j@das D3l Bl0g♥♡♥

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